Dentro del comportamiento humano, uno de los procesos más complejos que podemos encontrar es el de la formación de un hábito deportivo. Alguien que dejó de hacer alguna actividad física por años o alguien que incluso nunca tuvo la oportunidad de hacer algo de manera constante; a pesar de tener toda la intención del mundo por tener una vida más completa o saludable, puede encontrarse con una gran pared, llena de excusas, desconocimiento, y falta de apoyo tanto físico o emocional.
Sin detallar tanto las dificultades que podemos tener en el proceso, una de las recomendaciones más importantes para tener éxito es que busquemos disfrutar el camino. Solamente a través del gusto podremos sobrellevar las constantes paredes que se construyen en esta ruta de vida saludable.
Es muy importante también que el cambio no sea tan brusco, que las acciones que tomemos se adecúen a nuestro estilo de vida y no al revés. Introduciendo pequeñas cambios en nuestro día a día, y siendo conscientes de lo importante que son, y celebrando las metas -por más pequeñas que sean- que vayamos completando, podemos tener mejores resultados.
Muchas veces, al estar más de 8 horas al día en un mismo espacio o entorno, nuestro ritmo de vida tiene como base nuestro entorno laboral.
¿Siendo este el caso, cómo podemos hacer entonces para mejorar nuestro estilo de vida, sabiendo que gran parte del día estamos trabajando?
Empieza por el «camino» o trayecto: Caminar un par de cuadras más al día puede hacer la diferencia. Desempolvar nuestra bicicleta para al menos ir un día a la semana al trabajo también es un gran avance.
También trabajemos parados: Busquemos excusas para pararnos. Por ejemplo, cada vez que nos toque atender una llamada podemos hacerlo de pie. También podemos buscar mesas altas para trabajar algunos minutos de pie. Nuestros cuerpos están diseñados para moverse, no para estar sentados 8 horas al día.
Toma pausas activas Estamos concentrados varias horas seguidas, si creemos que necesitamos una pausa, un café o un snack, podemos hacer que sea activa también una pausa activa.
Usar una pelota de pilates Podemos simplemente cambiar la silla por unos minutos por la pelota de pilates. Esta nos dará mayor estabilidad y mientras podemos avanzar nuestro trabajo, vamos tonificando la zona core de nuestro cuerpo.
Equipos de fitness en la oficina Pelotas anti estrés, mancuernas pequeñas, u otros artículos o accesorios fitness que se puedan usar entre reuniones o en pequeños breaks.
¡Unir fuerzas en equipo! Lo que más funciona, sin duda, es el trabajo en equipo. Si en el ambiente laboral se respira un aire de vida saludable o si nuestros compañeros(as) disfrutan de hacer alguna actividad física, lo más normal es que en algún momento tomemos interés por hacer algo. Se puede empezar de a pocos, por ejemplo, buscando un lugar para almorzar más lejando, donde podamos caminar algunos minutos más. O buscando espacios en común donde podamos acompañar o ser acompañados para asistir a alguna clase de alguna actividad física.
«Reuniones en camino» Una buena practica puede ser organizar reuniones en las cuales podamos ir conversando sobre algún tema mientras vamos caminando hacia algún punto en especial.
Si tu trabajo ya implica moverte, hazlo más rápido. Mientras más te muevas, mejor.
Si viajas por trabajo, planifica: Muchas veces los viajes nos juegan una mala pasada. Busquemos espacios para alojarnos con comodidades para hacer ejercicios. También podemos buscar algunas opciones para pagar por una clase suelta o alguna membresía fitness flexible que te permita entrenar en distintas ciudades con un solo pago mensual, como www.monkeyfitpass.com.
Usa material visual Muchas veces el compromiso debe de ser acompañado de motivación, usar frase visuales que puedan verse todo el tiempo con mensajes positivos sobre las metas que tengamos a corto y largo plazo puede hacer la diferencia.
En resumen, podemos empezar a tomar acciones fitness desde la oficina. Lo importante es que poco a poco vayamos generando un hábito, y que en ese camino tengamos la oportunidad de encontrar actividades que realmente nos gusten. El esfuerzo por hacer alguna actividad física siempre será alto, pero puede ser más llevadero si disfrutamos el proceso.