La motivación en el deporte: ¿Qué es y cómo mantenerla?
Cuando se habla de deporte, el tema de la motivación sale a colación casi al instante y muchas veces se considera, incluso, el único factor fundamental que interviene en el rendimiento desde el punto de vista psicológico. El término se utiliza tanto que las personas, en su mayoría, creen conocer a profundidad el significado del mismo, pero ¿realmente sabemos a qué se refiere la motivación?
«Por ejemplo, podemos plantearnos el empezar a salir a correr en las mañanas.»
La motivación tiene muchas definiciones; en lo deportivo podemos entenderla como la fuerza que nos impulsa hacia una meta, un objetivo. Y de esto se desprende algo muy importante, y que a veces no tenemos en cuenta seriamente a la hora de practicar algún deporte: los objetivos.
Sea mejorar un registro, ganar una competencia, mejorar tu estado físico o simplemente hacerte conocido (esto último muy influenciado en años recientes por las redes sociales), el deportista DEBE ponerse objetivos, pues sin estos, la motivación no existe.
«Otro punto importante sobre los objetivos es que estos deben ser medibles: disminuir el tiempo en x segundos, reducir en x cantidad el porcentaje de grasa corporal (…). Si solamente decimos “quiero mejorar”, la motivación seguramente será menor.»
Por ejemplo, podemos plantearnos el empezar a salir a correr en las mañanas. Si nos ponemos la meta de ir mejorando poco a poco el tiempo que hacemos en una distancia determinada, es muy probable que nuestra motivación por realizar esta actividad sea cada vez mayor, en la medida que veamos que el objetivo se cumple. En cambio, si nos levantamos a correr únicamente porque pensamos que es algo bueno para la salud, pero sin ponernos un objetivo claro, probablemente al poco tiempo desistamos ya que no hay algo específico que motive esta conducta. Y es más, podríamos empezar a verlo como una obligación y no como una actividad placentera.
Otro punto importante sobre los objetivos es que estos deben ser medibles: disminuir el tiempo en x segundos, reducir en x cantidad el porcentaje de grasa corporal, reducir los niveles de colesterol en x, entre otros; estos son objetivos que permiten que trabajemos por ellos pues no son difusos y podremos darnos cuenta del momento en el que hayan sido cumplidos. Si solamente decimos “quiero mejorar”, la motivación seguramente será menor.
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Finalmente, debemos saber que no existe solo un tipo de motivación. Según la Teoría de la Autodeterminación (Deci, & Ryan, 1985), la motivación puede ser intrínseca o extrínseca. La intrínseca es la que viene de muy dentro de nosotros, por el disfrute que produce realizar la actividad en sí. La extrínseca, por otro lado, se divide en varios tipos, pero la resumiré en los siguientes ejemplos: introyectada (que se refiere al logro de objetivos), integrada (al saber que la actividad es algo beneficioso por sí misma), y externa (cuando al realizarla obtendré algún beneficio; por ejemplo, un premio económico).
Se ha comprobado que si la motivación es únicamente extrínseca -y sobre todo externa- esta disminuirá con el tiempo. Por el contrario, si la motivación es introyectada, podrá mantenerse. Ojo: esto no quiere decir que una sea buena y otra mala; lo importante de realizar una actividad deportiva (y la teoría lo confirma) es, en primer lugar, disfrutarla, y, en segundo lugar, encontrar un motivo concreto que nos permita continuar realizándola a pesar de las dificultades que podamos encontrar en el camino.
Paola Mautino (FB Oficial)
Atleta profesional y Psicóloga